Ser empático es un don que se puede fomentar desde la familia.
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FALTA DE EMPATIA
PERSONALIDAD NARCISISTA: EMPATIA CERO (FALTA DE EMPATIA TOTAL)
La mejor manera de describir lo que significa estar falto de empatía, es hablar de una personalidad narcisista. La definición psicológica y teórica de este trastorno de personalidad disponible en el DSM-IV es la siguiente, un patrón de grandiosidad general en la imaginación o el comportamiento, con necesidad de admiración y falta de empatía, con inicio a principios de la edad adulta, y caracterizado por la arrogancia y la soberbia, como cualidades más destacables del perfil.
Cualquier trastorno psicopático de la personalidad, posee unos niveles ínfimos de empatía. Quizás sea como se ha comentado, el trastorno narcisista el que más abiertamente se define con esa cualidad inexistente. Muchas veces, las personas que no poseen empatía, ni tienen la intención de aprender a ejercerla, ni de fijarse en los demás para empaparse de esa cualidad tan rica, pasan desapercibidos en la sociedad actual, ya que sin llegar a estar catalogados como narcisistas, poseen esos rasgos, y creen que son dignos de merecer lo mejor del resto de personas que les rodean.
Esta manera de maltratar emocionalmente a los semejantes hace que empiece a existir la conciencia en los demás, del número tan amplio de personas con esta ausencia de empatía, que conviven y disfrutan de una vida sin problemas y sin preocupaciones, a costa de quien les permite ser así sin conocer realmente el problema. Y que no necesariamente se les considera psicópatas, sino personas con un nivel inexistente de empatía que llevan una vida normal, ya que éstos enmascaran muy audazmente esa carencia, con otro tipo de cualidades que a ojos de la normalidad, también se consideran aspectos normales (amabilidad, discreción, astucia,…).
EL CONTINUO DE LA EMPATIA: FALTA DE EMPATIA
Sin necesidad de llegar al mínimo de empatía, se puede ser una persona con un nivel bajo o medio de esta cualidad. En ocasiones se dice que en el equilibrio está la virtud, pero no se cumple en este caso tan concreto de la empatía. Esto está motivado por el hecho de que existe un extremo del continuo, el de empatía cero, que aporta mucha importancia negativa al hecho de no poseerla, por lo que se debe compensar en el extremo opuesto, dando la opción de poseer un nivel muy elevado, que apenas pueda aumentar más.
Esto sugiere un planteamiento de la empatía en un nivel intermedio, donde a partir del cual, se pueda aumentar la empatía, mejorar y potenciar su relación con la propia persona, hasta alcanzar el nivel máximo del continuo sobre el que se está trabajando.
HABLAR DE UNA PERSONA CON POCA EMPATIA
Hasta la fecha nadie conoce su propio nivel de empatía, ni el necesario para seguir teniendo una vida cómoda y dedicada a sí mismo y los demás. Si bien es cierto, sería interesante conocerlo, ya que si éste se mostrara en unos niveles demasiado bajos de empatía, se haría necesaria una intervención de algún profesional, o bien de alguien cercano, para mitigar las primeras consecuencias que podrían acontecer a colación de esa falta alarmante de empatía.
Una persona con poca empatía, es capaz de dedicarse plenamente a sus intereses, de forma exclusiva, y en determinados momentos, aparentando algo que no les describe como persona, sino como interesado de algún factor concreto. Es decir, esa persona mirará por su bien de manera egoísta y poco comprometida con su entorno.
Apenas establecerá relaciones cercanas con quien le rodea, y si las tiene, obligadas o impuestas por la situación, serán unas relaciones vacías, negativas y destructivas. El hecho de no ser capaz de ponerse en el lugar de otra persona, hace que esta manera de vivir sea una esclavitud del mal humor, la incertidumbre y la inquietud de quien convive con dicha persona.
Las consecuencias de estos hechos se agravan con el tiempo, ya que la persona en cuestión no va a saber que tiene un problema, y no buscará ayuda para solucionarlo, así, la única vía de salida para quien soporta este tipo de personas en su familia o entorno, es hacerlo público, esperar a que llegue la ayuda adecuada, y apostar por una vida fuera de ese ámbito, donde la empatía sea uno de los valores principales de una nueva vida.
HABLAR DE UNA PERSONA CON MUCHA EMPATIA
Convivir con una persona con un nivel de empatía elevado se convierte en un paraíso de la convivencia desde el primer momento. Si se tiene esa suerte, será porque la atmósfera que se respira en esa familia, trabajo, entorno está forjada con las mismas herramientas. Es difícil pensar que una persona empática pueda subsistir en un ambiente que no lo es.
Aquí entra en juego el darse de los empáticos, que tienen límites porque son personas, y no se debe abusar de ellas. Las personas empáticas abren su interior a quien se lo pide y a quien sin pedirlo, lo necesitan. Estas personas no analizan a quien se dan, simplemente, forma parte de su manera de vivir, se muestran tal como son, dedican tiempo y esfuerzo a ser así, porque les nace, les gusta, les refuerza, les orienta hacia la vida que quieren vivir, y en esa misma medida, hay que tener precaución, para evitar abusar de su confianza y su entrega.
Son personas con niveles muy elevados de autoconfianza, de seguridad en sí mismos y de autoestima. Saben manejar los sentimientos con mucha habilidad, y los controlan fuertemente, para que en ningún caso, esos sentimientos se vuelvan en su contra, ya que la comprensión y entendimiento del otro, el ponerse en sus zapatos, en una persona empática con un grado de autocontrol inadecuado, puede llegar a obsesionar su estilo de vida, y darse demasiado a quien no lo va a agradecer ni compartir. De alguna manera, el ser así, empático, podría quedar mellado y provocar una reacción desproporcionada ante la expectativa de entender y ayudar a los demás.
La idoneidad de la empatía es saber comprender a los demás comprendiéndose a sí mismo, y conociendo los propios límites de cada uno en todas las facetas de la vida, así se evitará sufrir por los otros, o sentir que han abusado de uno mismo.
IMPORTANCIA DE LA EMPATIA
Para cualquier área de la vida, es necesaria una dosis de empatía bien regulada por los sentimientos, y controlada adecuadamente, con el fin de establecer relaciones de convivencia agradables y satisfactorias.
En cualquier ámbito del día a día, familia, trabajo, amigos, tiempo libre… se emplea esta maravillosa cualidad. Esto hace pensar que las personas con cierta falta de empatía, que no conocen los beneficios de su práctica ni tienen el ánimo de saber de ella, se pierden un tesoro emocional tan grande, como para destruir familias, parejas, amistades… y ni siquiera reparar los daños, ni asumir la responsabilidad de esos dramas personales.
La importancia de la empatía reside en la familia, y es ella quien debe potenciarla de la forma más adecuada, y fomentarla desde la infancia en sus hijos. Así, la empatía se convertirá en algo deseable por todos, y alcanzable en aquellas personas que sepan valorarla y sentirla.
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