Los niños de padres divorciados sufren de pleno todas las consecuencias negativas del proceso. Está en manos de los padres hacer más liviano ese camino.
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DATOS A CONSIDERAR EN EL DIVORCIO CON HIJOS
La separación de una pareja con hijos no implica siempre un trauma familiar absoluto y sin solución, si bien es cierto que origina secuelas graves, que tendrán que ser vigiladas y tratadas, y en algunos casos, ciertos cambios de personalidad en los más pequeños hasta que se adaptan a la nueva situación. Esto pasa para custodias compartidas u otras modalidades de cuidado de los hijos.
Existen datos alarmantes sobre este tema tan escabroso. Actualmente en España, existe un 30% de matrimonios que finalizan divorciados, de ese porcentaje, existe abandono escolar por parte de los hijos de un 25%, frente sólo el 10% de hijos con padres no divorciados. Casi la mitad tendrán problemas con las drogas o el alcohol en algún momento de su adolescencia o juventud. Un 60% necesitará ayuda psicológica, donde lo habitual es de un 30%. Y un dato muy curioso, es que cerca del 65% tendrán una relación conflictiva con su padre, y los niños presentarán más problemas que las niñas. Después de uno o dos años de conflictos y de la separación en sí, los niños lo superan y de manera bastante positiva.
¿QUE SUPONE DIVORCIARSE PARA UNA FAMILIA?
Las consecuencias de un divorcio son variadas y afectan a todas las áreas de la persona. Existen diversos factores que agravan la situación de desavenencia entre los padres.
Hay factores de tipo material que afectan a la capacidad de adaptación y superación del problema, como pueden ser la pérdida de poder adquisitivo al no compartir gastos, y los cambios de amistades, escuelas y hogares al tener que empezar a vivir en casa de uno o del otro progenitor.
Los otros factores que también influyen en la familia directamente son las convivencias forzadas con alguno de los progenitores o algún otro familiar ajeno al núcleo familiar, el tener que aceptar las nuevas parejas de los padres, la mala adaptación y cambios de personalidad (depresión, ansiedad, hostilidad, agresividad…) en alguno de los progenitores, y de manera muy dañina la presión que los padres ejercen sobre sus hijos al hacerles que tomen partido hacia ellos, o que proyecten sentimientos negativos hacia el padre o la madre. Esto último es lo que se llama el síndrome de alienación parental, se trata de una serie de conductas negativas y menospreciadoras hacia uno de los progenitores inducido por el otro progenitor. Uno de los dos, padre o madre, manipula a los hijos para que éstos actúen contra el otro, le insulten y denigren hasta límites insospechados, sin que el respeto impere en ningún acercamiento posterior.
¿COMO AFECTA A LOS NIÑOS EL DIVORCIO, DEPENDIENDO DE SU EDAD?
En general el divorcio afecta a los niños en diversos ámbitos, desde la disminución de rendimiento académico, pasando por cierto detrimento de la autoestima, dificultades sociales y problemas emocionales, hasta verdaderos problemas de conducta, normalmente éstos últimos asociados a estrategias de afrontamiento de evitación y represión por parte de los pequeños.
Se ha podido clasificar por rangos de edad, cuáles son los efectos más dañinos en la vida de un niño con padres separados. Si bien, entre los dos y los seis años, estas criaturas se creen culpables, y tiene miedo a quedarse solos, o sentirse abandonados. Llaman constantemente la atención, y solicitan vinculación excesiva con su madre normalmente. En ocasiones podrían volverse introvertidos y apáticos, cambiar los patrones de sueño y descanso, e incluso presentar quejas somáticas no justificadas de forma médica.
Desde los siete a los doce años, los niños sufren mucho la no reconciliación de sus padres, creen que en cualquier momento volverán a estar juntos, y este hecho les hace que intenten ayudar, y que al no lograrlo, aumenten su frustración y la de la pareja, y toman partido con alguno de los progenitores idealizando a uno y menospreciando al otro, y creando inconscientemente una asimetría emocional difícil de recuperar.
A partir de los 12 años, el riesgo a amplificar las conductas habituales de la adolescencia cobra una importancia vital, ya que aumentarán sus conductas de riesgo, como la ingesta de alcohol y drogas, la promiscuidad, la vinculación a relaciones inestables y negativas. Se relacionan con iguales de manera conflictiva, y pueden aparecer conductas delictivas. Aumenta la agresividad, la autoestima baja a niveles ínfimos, y se torna a tener poca tolerancia a la frustración. Se trata de una etapa muy complicada, donde puede existir una aparente mejora y tiempo favorable, y un posterior empeoramiento general de la conducta y la autoestima.
¿COMO AYUDAR A LOS MÁS PEQUEÑOS A SUPERAR EL DIVORCIO DE SUS PADRES?
No es fácil estar en pleno proceso de divorcio, y ayudar a los hijos a superarlo y a que lo acepten como algo natural y de manera rápida y eficaz. Aún así, es importante intentar que la pareja no se rompa en lo que concierne al proyecto educativo de los hijos, sin que los conflictos personales entre los padres afecten al desarrollo y vida de los niños.
El hecho de no discutir delante de ellos ya aporta coherencia y armonía a los hijos, y esto es primordial para que su desarrollo infantil y adolescente no se vea truncado por unas desavenencias entre los padres, que los niños apenas llegan a entender. Siempre serán sus padres, y hay que intentar que siempre quieran a los dos de la mejor manera posible.
Los niños no son culpables de que la relación de sus padres se rompa, y eso es algo que se les debe dejar muy claro, para evitar posteriores traumas, o formas de relacionarse desadaptativas como las vistas en los primeros apartados. Algo que los hijos agradecerán mucho es que los padres de manera conjunta, pasen tiempo con ellos, y que se interesen por su día a día. Esto en relaciones muy deterioradas es prácticamente imposible, si bien puede que el intentar estar juntos, amplíe las malas consecuencias para los hijos, por lo que en estos casos, habrá que evitar dichos encuentros.
La mejor manera de ayudar a los hijos en estas situaciones tan desagradables, es mantener el respeto hacia la pareja, sin introducir datos negativos de ella delante de los niños, ya que para ellos sigue siendo su padre o su madre, y así será siempre, por lo que inculcar afecto negativo hacia uno de los progenitores por parte del otro, sólo acarreará desadaptadas e ineficaces soluciones.
DIVORCIO CON HIJOS: CONCLUSIÓN
Dentro de la negatividad de los divorcios, la forma más aséptica de actuar y no afectar a los hijos es promover la comunicación fluida, el respeto constante y continuo ocurra lo que ocurra, y que los hijos se sientan queridos por ambas partes, que no les falte nunca ese apoyo por parte de sus padres, fundamental para crear adultos estables y maduros.
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